Te sientes como quien camina por un cementerio buscando un alma
perdida, como quien mira aturdida buscando una salida, como el que ve oscuro y
no encuentra la luz de huida.
La sensación de caminar por cristales rotos, sin causar
destrozos, de sentir su tacto y dejarte intacto.
Como quien ve como se esconde el sol cada atardecer, como quien
daría la vida por ver amanecer.
Es respirar aire puro, llegar a sentirse maduro, después de
haber derrumbado un muro.
Es la capacidad de contar todos tus lunares, memorizarlos y
dibujarlos, creando preciosos cuadros.
La capacidad, de hacer mover a más velocidad tu respiración, o
simplemente tu corazón.
La capacidad de apuntarte, pero no poder dispararte, por miedo a
dañarte.
De curarte las heridas, besándolas todos los días, y que no se
conviertan en cicatrices, si no en pequeños matices.
Es la voluntad, de decirte la verdad, sabiendo que en realidad
ya lo sabes todo.
Es querer, sin querer y queriendo.
Poder
hacer todo sonriendo.
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