Tenía las hagallas de una temeraria, la mirada ausente en un futuro, ojalá, cercano, caminaba firme por las calles de las injusticias, rechazaba a los que destacaban de anacronismo y tenía la voz de todas.
Era una mujer decidida, con iniciativa de deconstrucción, sobre todo hacia ellos, con empoderamiento, liderazgo y espíritu igualitario.
Tenía las hagallas de una temeraria, forjadas por desgracias vividas, hechos inaguantables que las mujeres, las mujeres habíamos aguantado, y sí, teníamos fuerza, pero no para eso, tenía fuerza de revolución, de cambio, de mejora. Tenía empoderamiento, voto, apoyaba ideales que necesitaban llevarse a cabo, deseaba la metamorfosis de un mundo nuevo, y gritaba, porque tenía voz, la de todas.
Era una mujer segura, segura de sí misma, porque era mujer, porque así es como tenía que ser, porque ya no iban a callar a ninguna más, y menos a ella, orgullo, de poder y decidir, anacronismos acabados en un liderazgo al mando de todas ellas, y ella, con un espíritu igualitario y la mano en el corazón, caminaba firme por las calles de las injusticias, esperando, por fin, un futuro, ojalá, cercano, con la voz, la voz de todas.
martes, 12 de marzo de 2019
Orgullo de mujer
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